Se estima que desde 1960 se ha perdido casi el 70% de los individuos de esta especie, la cual juega un papel fundamental en la formación de las dunas de la Reserva. Además, los individuos que quedan en la primera línea de la playa se encuentran en una situación de estrés continuo debido a que los usuarios de la playa suelen saltarse el acordonamiento para refugiarse del viento entre los balancones. Recientes estudios indican que estas condiciones, unidas a la longevidad de los individuos, han producido que los balancones estén dando semillas estériles, lo que dificulta la aparición de nuevos individuos juveniles y por lo tanto el reemplazo generacional.